Nuestro último día en Portugal empezó como todos los anteriores, despertándonos en Ericeira y desayunando por último día en el hotel Vila Galé. Salimos hacia Lisboa en bus, ésta vez comprando sólo billetes de ida a la capital portuguesa.
¿Qué hacer con las maletas en Lisboa? Esa fue la pregunta que no hicimos y decidimos dedicar la mañana a visitar la ciudad en su famoso tramvia, concretamente el 28, que hace un recorrido por los lugares más característicos.
Nos bajamos del metro en la parada Martim Moritz y en ésta misma está el origen del recorrido.
Hicimos una gran cola, como de poco más de una hora, puesto que la frecuencia de paso era de unos 10 minutos y la capacidad del tramvia de unos 20 pasajeros. El recorrido fue bonito, puesto que el tranvia es de madera y los lugares se ven bien sin tener que recorrer la ciudad con sus continuas subidas y bajadas.
Quizá la hora a la que decidimos hacer el recorrido no fue la mejor, puesto que el tiempo de espera al sol se nos hizo eterno. También cabe a destacar el cuidado que hay que tener con los carteristas, que vimos a todas horas en la ciudad robando a turistas algo despistados que tuvimos muy cerca. Una vez llegamos al final del trayecto volvimos a hacerlo en sentido inverso.
Hicimos una gran cola, como de poco más de una hora, puesto que la frecuencia de paso era de unos 10 minutos y la capacidad del tramvia de unos 20 pasajeros. El recorrido fue bonito, puesto que el tranvia es de madera y los lugares se ven bien sin tener que recorrer la ciudad con sus continuas subidas y bajadas.
Imagen de www.losviajeros.com
Con la tarjeta Viva viagem recargable pagamos el tram ya que su precio es mucho menor que pagar una entrada individual en el propio tram.Quizá la hora a la que decidimos hacer el recorrido no fue la mejor, puesto que el tiempo de espera al sol se nos hizo eterno. También cabe a destacar el cuidado que hay que tener con los carteristas, que vimos a todas horas en la ciudad robando a turistas algo despistados que tuvimos muy cerca. Una vez llegamos al final del trayecto volvimos a hacerlo en sentido inverso.
Al llegar a la plaza Mortiz estábamos tan cansados de ir maletas arriba y abajo, la espera al sol y el ambiente de inseguridad con las maletas que nos delataban como turistastas que cogimos el metro para comer en nuestro siguiente destino, el parque de las naciones.
Cogimos el metro con mucho cuidado de no dejar el bolso a la vista e ir pendientes de nuestras cosas y nos bajamos en la parada de Oriente (linea roja).
La parada de metro está muy cerquita del centro comercial de Vasco da Gama donde comimos tranquilamente.
Después de comer decidimos dar un paseo por el parque que se construyó con motivo de la exposición universal del 1998.No nos dio tiempo a ver el oceanográfico, que es uno de los más grandes del mundo y queda pendiente si volvemos a Lisboa.
A destacar del parque la obra de Siza, espectacular en directo y mucho más grande de lo que habíamos imaginado. Sorprende ver esta gran lámina sin pilares ni ninguna otra estructura con ésta gran luz que tiene, una maravilla. Más info sobre el parque y su arquitectura aquí
Decidimos coger el teleférico para tener una mejor vista del complejo y fue un acierto. El precio fue de unos 8€ los dos y de este modo nos ahorramos andar hasta el otro extremo del parque con las maletas. Desde el teleférico pudimos ver mejor el puente Vasco da gama, que es el más largo de Europa
Desde el parque hay poco más de diez minutos hasta el aeropuerto, así que hay muchos turistas con maletas que hacen tiempo hasta ir al aeropuerto en el gran centro comercial que hay en el complejo. Para ir al aeropuerto desde el parque de las naciones hay que coger el metro (linea roja) hasta aeropuerto, son dos o tres paradas y la parada de metro esta situada dentro del aeropuerto. Una vez allí volamos con TAP Portugal hasta Barcelona, cenando en el avión como ya hicimos en la ida sin suplemento alguno.